Le llamamos queso, porque lo parece, pero no lo es. Se trata de una ricotta vegana elaborada a base de frutos secos. Aunque de textura y sabor se parezca al homónimo lácteo, en realidad nos aprovechamos de las ciruelas umeboshi, un fermentado tradicional de la alimentación japonesa, gran alcalinizante y estimulante de nuestro sistema inmunitario y del hígado, entre otras funciones.
Escurrimos y lavamos bien los anacardos y nueces de macadamia que han estado en remojo toda la noche.
Echamos todos los ingredientes salvo el tomillo en un vaso de batidora. Batimos hasta obtener una textura homogénea, espesa y cremosa.
Añadimos las hojas de tomillo y mezclamos con una cuchara.
Podemos decorarlo con ramilletes de tomillo o cualquier otra hierba aromática.
Notes
Esta cantidad de ingredientes los hemos batido en la batidora Personal Blender. Para mayor cantidad habríamos usado una batidora tipo Vitamix. Las ciruelas umeboshi se encuentran sin dificultad en los herbolarios y tiendas de productos naturales.